martes, 21 de enero de 2014

Al fin y al cabo, ¿DE QUÉ SE TRATA?

A Propósito de la Película: El Artista y la Modelo de Fernando Trueba

En cuanto me enteré de la última película de Fernando Trueba “El Artista y la Modelo” la busqué hasta poder verla. Es que sabía de antemano que me iba a iluminar sobre algo, aunque no sabía bien, sobre qué hasta no verla.

Es difícil escribir sobre algo tan bellamente delicado y profundo. Uno corre el riesgo de repetir o, de no decir nada. Lo que me deja el deleite de la película, entre muchas otras cosas es, un recordatorio en su sencillez, que es necesario tratar en la vida de encontrar una idea, por lo menos, que poder comunicar a través de la actividad que uno realice.

Al parecer la vida no tiene un propósito, pero frente al desafío de estar aquí y vivirla hay que hacer algo. Entonces se trata del hacer que supone un saber. Pero para saber-hacer hay que vivir. Ahí está el problema. ¿Qué podemos decir del saber vivir si todavía no hemos acabado de vivir?

Por un lado está la precedencia y preeminencia del saber para vivir que, sin embargo, no invalida en absoluto la vida ni la experiencia  del vivir. Por otro lado está el vivir como condición del saber aceptando que cualquier experiencia del vivir nos dejará algún saber. Estamos frente a un bucle recursivo de aquellos que comprendió muy bien Edgar Morin:         vivir para saber, así como, saber para vivir.

Cuando el vivir se cualifica, aparecen cualidades que lo orientan en un rumbo, en una dirección. Entonces el hacer-viviendo se vuelve político, una praxis, una ideología. Despliega una suerte de necesidad de coherencia y regreso al rumbo trazado y aceptado. Por más chueco o zigzagueante que sea el devenir, es unidireccional pero diverso en sus modos. 

“Vivir mejor” fue la consigna en otro tiempo. Está demás decir hacia donde nos lleva esto. Hoy creemos en el “vivir bien” que es más democrático, austero, respetuoso y sustentable para todos.

Cuando ese vivir descubre el arte, incorpora otra dimensión. La de la expresión, del decir algo, la de la comunicación con el Otro, con otros, con el común, la de trascender el tiempo de una vida. Lo tras-temporal, lo intemporal.


Cuadros y diálogos no textuales de la película


-          Por eso mismo hace falta tener una idea. Tienes que encontrar la idea. Si no pierdes el tiempo nada más.
-          ¿Cómo hace para encontrar una idea?
-          Si lo supiera...



-          ¡Pero esto ni se parece a mí !!!
-          Nadie dijo que se parecería. No es una copia. No es un retrato. Si uno copia, tiene que parecerse. Pero si uno tiene una idea y quiere comunicarla, entonces es otra cosa. Como decía mi amigo Sesson "es para consultar con la naturaleza".



-          Mira, voy a contarte dos pruebas de la existencia de Dios. El Génesis y todo eso son bobadas. La primera es el cuerpo de la mujer. ¿Puedes imaginarte a Dios creando al hombre?

Ella mueve la cabeza negativamente.

-          Tampoco hay que tomar a Dios por idiota. Primero creó los cielos, creó la tierra. Creó los océanos, los mares, los manantiales (Paqarinas en aymara) y los ríos. Creó las plantas, creó los animales, los pájaros, los peces. Toda esa belleza. El Paraíso. Entonces pensó en crear un ser, para él. Un ser bello, perfecto con quien compartir el mundo. Un ser que le hiciese compañía en la eternidad, interminable. Y, seguramente,... alguien a quien poder abrazar en invierno y acariciar la piel en verano.
Y creó a la mujer. La llamó Eva.

-          ¿Y entonces Adán?

-          Espera. Entonces Dios Y Eva tuvieron un hijo. Le llamaron Adán. Dios sólo prohibió una cosa: le prohibió a Adán que se acostara con su madre. Pero los sorprendió... Los encontró en plena... en fin que los sorprendió. Ese fue el Pecado Original.
Por eso Dios nos abandonó. Y se dio cuenta que no podía contar con nosotros. Se dio cuenta de que no éramos dignos de su confianza. Entonces nos expulsó del Paraíso.

-          Y por eso ¿sólo hace mujeres desnudas?

-          Si, seguramente. Los hombres no somos más que un accidente, un accesorio. Pero la mujer es la forma primera, la forma esencial.

-          Entonces yo soy Eva. Y con todo desparpajo le dio un buen mordisco a una manzana y se rió.
-          Pero mujer, no has entendido nada.

-          ¿Y la segunda prueba?

-          Es el aceite de Oliva. Ja, ja, ja.