Reconcepción 2
(Qhatu, entre Κενός y Κôρα)
Hace unos pocos
días, cuando me dispuse a revisar el programa de Teoría de la Arquitectura que
actualizo cada año para mis alumnos de la universidad, hice una búsqueda rápida
en la red para ver que se estaba colocando actualmente en ese tema de las
teorizaciones, que dicho de paso, fueron el origen de este blog y que me
interesa determinar. Al cabo de un momento encuentro un video[1]
de una mesa de discusión que propiciaron estudiantes de arquitectura con Gustavo
Bueno (filósofo) e Iván Vélez (arquitecto). Rápidamente descargo el video con
el entusiasmo de contar con material audiovisual que poder mostrar y analizar en
clases y con la esperanza de resolver nuestro problema de una teoría
contemporánea y actualizada para la Arquitectura aquí y allá.
Instantánea de la presentación de Gustavo Bueno |
El tema de la
mesa fue la determinación del concepto de arquitectura que permita una teoría. De
ahí el nombre: “Hacia una Teoría General de la Arquitectura”. Claro, mientras
los alumnos urgían una definición, Gustavo Bueno insiste en la noción de determinación. Y es que en la
actualidad se hace urgente fijar los términos con los que hablar sobre
arquitectura de manera más rigurosa y a mí me quedó claro que lo que él hizo
fue una determinación bastante precisa de lo que había ocurrido en occidente entorno
al tema y con esta, excluye todos los demás desarrollos en otros mundos de la totalidad del Mundo. Esta determinación es incompleta
o por lo menos habrá que decir que es regional pero sin duda hegemónica.
Para resumir lo
planteado allí, podemos decir que Gustavo Bueno coloca a la Arquitectura dentro
de las Artes en el grupo de aquellas que tratan propiamente con cuerpos, es decir la escultura y la
arquitectura haciendo una diferencia entre ellas: mientras que la escultura
trabaja con “bultos” (del lat. vultus,
faz) y se ocupa de una pura exterioridad superficial, la
arquitectura se ocupa de la interioridad vacía, opaca
que tiene una entrada y salida y sirve
para habitar.
Para ello tiene que edificar, con un sistema constructivo racional, un
cuerpo que está asentado sobre la tierra y crece hacia arriba a través de un eje vertical que marca una orientación.
Eh ahí las principales ideas de esa determinación.
Partes formales |
Es interesante
recalcar que en esta determinación planteada por Bueno, la aproximación teórica
hacia la superficie externa construida
que la arquitectura también expone simultáneamente, quedó explícitamente
manifestada como irrelevante o
secundaria mientras que los componentes importantes que hay que tener en
cuenta de ese cuerpo son las partes formales que lo constituyen y
las relaciones que manifiestan y que
han sido tradicionalmente no naturales. Es decir, no han sido
nunca “copia de la naturaleza” sino que han tenido un desarrollo propio. Ejemplo:
la basa, el fuste, el capitel, partes
formales de una columna y que están relacionadas con las nociones de institución
(que viene de instituir) y ceremonia.
Cuando Bueno se
refería a esa interioridad vacía menciona el término griego de kενό,
hueco o vacío como sustantivo. Esa oquedad que determina el concepto de
arquitectura, por lo menos en occidente que Bueno la coloca como central para
una teoría y que posteriormente queda como “El Kenós de la Arquitectura”, me
remite al primer artículo que puse en este blog y me parece que dirige la determinación en un solo sentido,
que sin dejar de ser cierto, excluye a todas las demás posibilidades, es unilateral
y problemática en la medida que queda incompleta si no se la contextualiza en
términos de una relación como ser: un núcleo kenósico envuelto por su cuerpo
edificado que es más molecular que molar o atómico.
Yo escribía,
cuando hablaba del “objeto de estudio” del arquitecto que efectivamente los
arquitectos siempre se ocuparon de agenciar vacíos sólo que los llamaron espacio
y que ese espacio a mi parecer no es un vacío solamente y que tampoco nos
podemos atribuir como objeto de estudio el espacio así sin más. Ese espacio-vacío
en arquitectura es siempre conforme, proporcional o correspondiente con alguna otra cosa, por
tanto tiene un sentido, una significación que en parte proviene del
vacío mismo cuando contemplamos la forma de ese vacío y a la vez no proviene
del vacío sino de las cosas que lo
ocupan, del cometido, del uso,
de las relaciones sociales que le
dan origen y sentido. De manera muy general habría que acordar que son ambos,
es decir espacio vacío por y para las
cosas y pienso en cosas en el sentido filosófico o si se quiere tomando a
Zubiri[2]
cosas-campo como una unidad nuclear sometida a fuerzas donde
campo hay que entender ya no como espacio vacío sino como una organización y distribución de cosas que
reclaman un espacio que dan como resultado un campo organizado de alguna manera. Una configuración campal.
En el diccionario filosófico que se elabora a partir de la filosofía
de Gustavo Bueno, en el capítulo ontología aparece el concepto de Kenosis[3]
y dice que “se utiliza no tanto para designar el proceso de vaciamiento o
evacuación de un recinto dado, sino el [vaciamiento] de su contorno a fin de dejar exento, respecto de determinados
contenidos, al nódulo (configuraciones corporales tetra dimensionales en tanto
ámbito de interacciones)”. Y si nos
preguntamos por el nódulo en este caso, habremos de tener que considerar la
configuración de unas interacciones tales que se establecen entre las cosas y con ese vacío no como un
embalaje ajustado sino como ambiente[4]
(Condiciones o circunstancias
físicas, sociales, económicas, etc., de un lugar, de una reunión, de una
colectividad o de una época.), puesto
que su cometido es habitar. Y con eso entramos de lleno en lo que reclamo para
el “objeto de estudio”.
Si nódulo es “una configuración activa de relaciones entre
componentes tanto intra (es decir entre componentes del nódulo. Ej.: cosas
– espacio vacío interior) como con terceras entidades corpóreas (es decir
cuerpo que envuelve al nódulo. Ej.: edificio), concepto generalísimo que puede
ser aplicado tanto a agregados como a
organismos, o a configuraciones compactas como a configuraciones efímeras,
tanto a configuraciones individualizadas como a configuraciones de límites
borrosos, pero todas ellas con unidad
perceptual molar y objetivable”,
entonces con esta determinación del concepto nodal, “el dintorno de un nódulo es el conjunto de entidades que están en él
englobadas, mientras que el entorno es
el conjunto de todas las entidades que no perteneciendo al nódulo, mantienen
sin embargo con él interacciones
constitutivas (acaso moleculares más que molares) y en cada caso significativas”. El entorno según esto,
“no es solamente el envolvente exterior o lugar (en el sentido aristotélico) de
un nódulo sino el conjunto de condiciones
extrínsecas que necesita esta configuración” para funcionar. “El contorno es la frontera espacial tanto
interna como externa entre el entorno y el dintorno”.[5]
Entonces de lo
que la arquitectura trata o dicho de otro modo, los componentes del concepto
arquitectura no podrán concebirse como interioridad vacía (kenós) y nada más.
En todo caso es uno de los componentes. Tampoco esa interioridad vacía debe
pensarse como entidad pasiva es decir como mero contenedor de alguna otra cosa,
sino a la configuración inter accionante
biunívoca de un dintorno nodal compuesto de cosas-campo a la manera de
Zubiri o de los campos energéticos de la física, o de “estructuras de colocación y distribución de objetos-asientos y sus interacciones en una unidad de habitación
cuyos límites pueden ser sólidos o virtuales que permiten alguna
o muchas relaciones sociales”, como
lo sugería anteriormente en otro artículo.[6]
Pero aun así y
con todo, se puede advertir que con esta última determinación gradualmente nos
alejamos del eidos (idea pura, formal) y nos avocamos a los componentes o entidades
(manifestaciones) de la configuración y aún más, nos alejamos de la abstracción
y nos acercamos a las concreciones múltiples por carecer de un concepto que las
englobe en su totalidad.
Entonces, ¿Qué
compone el nódulo en esta configuración? Las relaciones sociales que dan origen
a las construcciones que las posibilitan, no. De eso se ocupan las ciencias
sociales. Pero tampoco podrían ser solo las construcciones porque en tal caso
no habría necesidad de arquitectos.
Entonces viene a
mí Khôra
que ciertamente no es el vacío como expresa Derrida[7].
No es ni del orden de lo sensible ni de lo inteligible, ha sido traducido como
“lugar”,
“sitio”,
“emplazamiento”,
“región”,
“comarca”.
Hay Khôra pero no sabemos que es. En los diálogos de Platón, Timeo habla de que
Khôra es propiamente una madre, una nodriza, un receptáculo, una porta-impronta.
Ni los nombres de “receptáculo” o “lugar” designan una esencia, el ser
estable de un eidos (idea, forma),
puesto que no es ni del orden del eidos
ni del orden de los mimemas de las imágenes del eidos. No es ni esencia ni representación, no es y tampoco se
presenta como entidad y sin embargo ha suscitado el que Platón escribiera todo
un libro de la conversación donde Timeo habla de Khôra o de su sentido a través
de actos de lenguaje (speach acts),
designaciones o canalizaciones. Todos estos actos mencionan generalidades, un
orden de multiplicidades, un “algo” que no es una cosa y que al decirlo pone en
cuestión esas presuposiciones y esas distinciones. ¿Qué hacer con esto que
existe pero no es algo?
Derrida ya lo
menciona. La posibilidad de un tercer
género (tryton genos), que se ubicaría entre lo sensible y lo inteligible o
entre mythos y logos pero la dificultad está planteada como imposibilidad puesto que todo lo mencionado y de la manera que fue planteado
tiene el corsé de la lógica clásica aristotélica del tercero excluido frente a
algo que hay y no se puede determinar con esa lógica. Pero no solo eso, Derrida, en el ensayo que
escribe a propósito de Khôra, nos coloca en una oscilación de dos géneros de oscilación: la doble exclusión (ni…/ni…) y la participación (a la vez… esto y aquello) y simultáneamente ambos.
¡Qué paradoja!
Qhatu: Puesto de Venta de papa |
Pues bien, en el
mundo andino encontramos, a mi parecer, una entidad que resuelve el problema de
otro modo con su presencia. No hay que hablar de esto con las categorías
clasificatorias de occidente ni dentro de la lógica aristotélica. Irrumpe con
su presencia subversiva y trastoca toda racionalidad. Se trata del Qhatu
el cual realiza ambas determinaciones simultáneamente (primero como negativo
del Kenós porque es un lleno y, como
Khôra porque es un lugar pero inestable,
fugáz, circunstancial, en una lógica distinta (trivalente o del tercero
incluido lupasciano) para la posibilidad de determinar el tan urgido concepto
de Arquitectura. (ver: Atomos de Arquitectura en el Blog.[8]
Feria en La Paz |
El término
/Qhatu/ (tanto en aymara como en quechua) designa un puesto de venta que no está en algún lugar determinado, sino que,
puede estar en cualquier lugar, se acomoda. Aparece a propósito de un conjunto
de relaciones sociales de tipo públicas que asocian actividades de intercambio comercial y de reciprocidad en toda la amplitud de su
rango; desde el trueque hasta la venta de productos de todo tipo. Pero
también el regatéo, la charla, los intercambios de noticias, afectos, y dones. En su
aglomeración produce otro lugar, la
feria que en su apropiación periódica instaura un territorio con identidad, un campo
energético y espiritual de reciprocidades rodeado de yatiris (poseedores del “conocimiento” y la adivinación) en su
entorno y estos se ubican allí para gestionar las voluntades de las entidades numinosas del lugar con nuestros haceres.
Vendedora de fruta en Cuenca - Ecuador |
Se constituye a
partir de las cosas que están reunidas en un Qhatu y que no son simplemente “mercancías”.
Tomo en este caso cosa como todo
aquello que tiene entidad sea corporal, espiritual, natural o artificial, real
o abstracta. Y alguien que las anima es decir, las agrupa, las
ordena, las apila, las ostenta, las vende, las trueca, las dona y las hace
circular en reciprocidad o simplemente las deja estar ahí todo el día en
montoncitos mientras está siendo
qhatera/o. Esta aparición y desaparición en el espacio-tiempo coincide muy bien
con Khôra sólo que en el orden temporal cíclico.
Si revisamos el
trabajo de investigación en el “Qhatu/feria 16 de Julio de El Alto realizado
por Simón Yampara[9] vamos a encontrar
en la determinación de conceptos un par de ellos que están en la lógica antes
planteada de núcleo, entorno y contorno.
Simón menciona
que en la feria citada encontraremos Muyta – Muyt’a. Espacios donde están
los actores: gremialistas como personas, las directivas y los clientes.
Entonces elabora un diagrama de Venn para la representación del espacio de
operaciones en el gráfico. Ver Gráfico nº 6.
Responde a la
exigencia metodológica del establecimiento de un ámbito de investigación para
el objeto de estudio pero a la vez está mostrándonos algo que yo ya había
establecido en otro lugar, (ver la Episteme desde lo Multicultural.)[10], cuando planteaba que todo objeto de
estudio debe ser tomado como una entidad,
y esa entidad siempre está en algún lugar (nicho) con el que establece
determinadas relaciones constitutivas y que cualquier determinación del núcleo entidad – nicho debe ser negociada con los que están siendo
actores de esa realidad. En este caso la negociación se manifiesta cuando el
autor (aymara, sociólogo) nos va mostrando su método con conceptos y términos
en el propio idioma y es que en ese idioma los términos o ya están contemplando
su contexto o permiten fácilmente contextualizar. Entonces el método Uta que designa la idea de casa, a raíz
de haber incorporado el entorno y el contorno, dejan de ser el concepto
abstracto de casa y se vuelve más bien cobijo,
vientre, receptáculo, asiento (Utcaña Qhatu).
Pero volviendo a
la relación que veía entre Qhatu y Arquitectura podemos enumerar las siguientes
imágenes visuales:
-
Toda
la arquitectura precolombina y sus posteriores mestizajes no se ha preocupado
tanto del espacio interior como del espacio
público para la vida comunitaria. El espacio público no es de todos
solamente sino también de cada uno.
calle ocupada completamente por Qhatus |
-
En el
espacio público irrumpen de repente los niños que juegan delante de sus casas,
las marchas y movilizaciones, los bloqueos, las entradas folclóricas y fiestas,
los qhatus y ferias, las movilidades, los transeúntes, y los ciclistas y
motociclistas, los mirones y también los agentes de seguridad y los doble
agentes, etc., así como de repente desaparecen. Son como los electrones de la materia social. Están
y no están.
-
Gran
parte de los ambientes o habitaciones que la arquitectura, en la vertiente
occidental ha colocado en el interior de los edificios, en América y en otras
partes del globo, están en el exterior abierto con alguna cosa que los sugiere y los constituye. Ejemplo: Lugar-árbol y
también el Lugar-Qhatu con sus toldos, chiwiñas y llantunas.
Lugar - Árbol. Plaza en Givon - Colombia |
-
Los lugares
son ámbitos de múltiples relaciones en diferentes niveles. Son parte de la identidad
de un colectivo. Su ocupación puede variar desde lo radicalmente estable hasta
lo efímero y circunstancial en el espacio tiempo (Pacha).
Ya había hecho un
análisis de tipo somero y esquemático de un Qhatu cuando encontré la relación
de este con la idea de establecer un átomo de arquitectura como elemento básico
del que está hecha la arquitectura en todas partes. Una especie de “revolución científica”
similar a la que se produjo a principios del siglo pasado en la ciencia en la
que se pasó de las moléculas de la materia a los átomos y sus partículas. Hoy
veo que es imprescindible hacerla y con ella renovar la Teoría de la
Arquitectura en esa dirección. A mis lectores les pido que saquen sus propias conclusiones.
No es tarea fácil cambiar el paradigma siempre se presentarán resistencias de
todo tipo pero las cartas ya están echadas. Ustedes decidirán.
[1]
www.youtube.com/watch?v=nqKRCZLDg-U
[2]
Xavier Zubiri, Inteligencia Sentiente,
Editorial Tecnos, Madrid, 2004, pág. 201
[3]
Pelayo García Sierra, Diccionario
Filosófico, Pentalfa Ediciones, Oviedo, 2000, nº 89 en pág. 122
[4]
Microsoft® Encarta® 2009. Para la
palabra ambiente.
[5]
Pelayo García Sierra, Ob. cit. Para la categoría nº 90, Nódulo. Pág. 122
[7]
www.jacquesderrida.com.ar/textos/kora.htm
[9]
Yampara, Mamani, Calancha, La Cosmovisión
y Lógica en la dinámica socioeconómica del Qhatu/Feria 16 de Julio, Editado
por la Fundación PIEB, 2007, La Paz.
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